domingo, 30 de mayo de 2010

Emilio García Prieto



Ayer, sábado 29, fue un día completo de sol y de amistad. Los amigos le ofrecimos a Emilio una comida por su jubilación. Emilio García Prieto tiene una larga historia de compromiso con la libertad y la educación. Por luchar por la libertad una vez en una calle de Madrid le pegaron ocho tiros. Se salvó de milagro, una bala le rozó en la cabeza pero sólo le hizo una pitera. Los asesinos no sabían que hay cabezas tan duras como firmes los principios que transportan. La educación ha sido su vida, empezó en Tánger y apostó por ella por el mundo. Ha tenido siempre empeño en que los estudiantes viajen y conozcan; y coherente, hasta en eso, disfruta de un amor de bandera como ejemplo.

Que nada ha sido en vano, se vio ayer en la casa de Rosa y Pepe. Rodeado de amigos, Emilio propuso un brindis por la educación. Y convencidos y agradecidos, Tomasa, Paco, Cristina,  Daniel, Francesc, Bene, Marcial… le secundaron, le secundamos, con entusiasmo.

Luego, por la noche, un concierto de música africana en el Paraninfo de la Complutense. Un día completito, ya digo.

jueves, 27 de mayo de 2010

El Daiquiri de Téllez


Hay libros que se leen, e inmediatamente se les queda agradecido. Raramente se trata a su autor, pero cuando eso pasa, a veces, uno, quien sea, dice, cuánto mejor no haberlo conocido. No siempre. El otro día Alejandro Luque escribía en Estado Crítico sobre Juan José Téllez y la importancia de Daiquiri. Uno también recuerda aquel libro y la duda cuando una noche de verano anticipado hizo propicia la presencia de Téllez. Era Rabat, las ruinas de Chellah, un concierto de jazz y la brisa correteando continuamente por entre las palabras.

Luego, el uno dijo, qué cortos se quedan, incluso, algunos poemas como este

Ninfas

Sobre la piel, cerezas,
meandros del paisaje,
la meseta mansa,
una mano tan fuerte.

El esturión cruza
en catarata el rápido
sobre el desfiladero
de sus Pechos Rocosos.

O medias negras, uñas
encarnadas, los faunos
brindan sobre la barra,
dientes al sol tendidos.

He aquí el Monasterio
en el Sur. Estas puertas
se abrieron para mí
en la noche propicia.

martes, 25 de mayo de 2010

Cumpleaños en La Buena Vida

Mañana en La Buena Vida-Café del Libro hay fiesta de cumpleaños. Dicen que lo van a celebrar juntas cuatro editoriales: Ediciones Escalera, Tropo Editores, Nevsky Prospects y Editorial Salto de página. Si es así, a lo mejor, efectivamente, es una buena ocasión para tomarse un vinito, oír hablar de libros, saber quiénes son esos locos que están detrás de estos proyectos; en fin, puede que sea verdad eso de que en España se edita bien y, entonces, habrá que celebrarlo.

lunes, 24 de mayo de 2010

Efemérides de un nombre sonoro


Hay escritores que uno los recuerda sobre todo por su nombre. Son nombres sonoros, redondos, irreprochables. Muchas veces son también escritores renombrados y mal leídos. Uno de esos escritores con nombre sonoro y mal leído murió un día como hoy, 24 de mayo, pero de 1919, en Montevideo, tenía  cuarenta y ocho años y se llamaba Amado Nervo.

Amado Nervo, el poeta de Méjico, nació en Tepic en 1870 y vivió en París. Allí compartió piso con Rubén Darío en un edificio de Montmartre en el que, dicen, también vivía Francisca Sánchez, la hija del jardinero del Campo del Moro, amiga de Rubén y a quien Nervo, que la enseñó a leer, llamaba “la princesa Paca”, y otra mocita a la que Nervo había conocido una tarde en una calle de París. Era el París de los ismos y la vida bohemia. Luego Nervo se instaló en Madrid con credencial de diplomático. Llevó una intensa actividad social y literaria, y también doble vida. Según consta en el registro, a aquella muchacha que había conocido en una calle de París la inscribió como su hija, y así vivieron varios años; pero un día a la muchacha le entró fiebre, era tifoidea y duró tres semanas.  La muerte de su amante, Ana Cecilia Dailliez, sumió al poeta en una profunda desolación de la que salió La amada inmóvil, probablemente el libro más triste y conocido de Nervo. De ese libro es este poema, Me besaba mucho, que escribió el 4 de mayo de 1912


Me besaba mucho; como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso.
                          Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos...
                                  ¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.

El poeta de Méjico y del amor murió envuelto en una inmensa popularidad ese otro 24 de mayo de 1919.

Pero la obra de Nervo, como otras, ha envejecido mal. Hoy, para una gran mayoría, Amado Nervo es sólo otro discípulo de Rubén, un poeta tierno y sensiblero. Un nombre sonoro que no era seudónimo.

La crítica coincide en señalar el poema A Kempis de su libro Místicas (México, 1898) como lo mejor de su obra.

Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grandes ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...

huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!

domingo, 23 de mayo de 2010

Siluetas


Hay mentiras pequeñas que no valen para los días de verano. Les quedan cortas y no te hacen el avío. Una de esas mentiritas que a mí me salvan muchas tardes de domingo es la del atasco. Salir pronto para que no nos coja. Pero como también los atascos se retrasan en verano, ahora ya no puedo escuchar Siluetas los domingos por la tarde. Adiós coartada. El verde de debajo de la encina visto fugazmente mientras se escucha preguntar a Manuel Ventero fue hoy sólo una añoranza. Ojalá que cuando vuelva el otoño siga Siluetas, los domingos de tres a cuatro, el programa de RNE en el que el periodista Manuel Ventero charla en profundidad, esto es, dejando hablar, con gente de la cultura, de la creación, del espectáculo.

viernes, 21 de mayo de 2010

Días gratos


Hay días gratos que se presentan así, por sorpresa, vienen para corrientes y acaban reclamándote su cuota de recuerdo. El jueves de ayer, por ejemplo.  Un paseo por el centro, con los cuerpos ya de primavera, y una grata comida conversada. Fue en La Musa, en Manuela Malasaña 18, es uno de esos sitios en Madrid a los que uno le encuentra su puntito.

Luego, bajada la cuesta pija, en el Salón General, estaba Sá-Carneiro,

Sugestión

Las compañeras que no tuve,
siento que lloran por mí, veladas,
al ponerse el Sol, por los jardines…
En su pesar azul vive
mi dolor de manos enlutadas
sobre satén…

Sugestão

As companheiras que não tive
As companheiras que não tive,
Sinto-as chorar por mim, veladas,
Ao pôr do Sol, pelos jardins...
Na sua mágoa azul revive
A minha dor de mãos finadas
Sobre setins... 


(Traducción de Alberto Virella)

miércoles, 19 de mayo de 2010

Edoardo Sanguineti


 
Hoy, en el obituario de El País, Miguel Mora informa de la muerte de Edoardo Sanguineti. Nació en Génova en 1930 y fue, para muchos, el poeta más representativo de la poesía italiana de vanguardia. Pero fue muchas más cosas, agitador cultural, polemista (que se lo digan a Berlusconi), traductor, profesor universitario, etc. Miguel Mora dice que quienes le conocieron lo definieron como un histrión agudo, muy docto y muy capaz de pellizcar al lector-espectador. Y en la La Repubblica como "Tranquilo, cómico, burlón, provocador, ecléctico, irónico, pirotécnico y elegante”.

Alguien contó que en los setenta era un autor de culto, y citó Vanguardia, Ideología y Lenguaje, una recopilación de cinco ensayos que publicó en Caracas Monte Ávila Editores en 1969 y que en España se leía casi a escondidas. Luego, en 1975, Visor editó Wirrwarr con versión y prólogo de Antonio Colinas, quien dice de él: “La poesía de Sanguinetti siempre ha explicado más que emocionado. Y explica o justifica, enfada o provoca, testimonia o revela con la misma acritud e incertidumbre (…) Lenguaje estridente y machacante, acido, amedrentador, provocador, difuso y confuso, deslumbrante, corrosivo, arrollador de toda “poética” tradicional…

El que sigue es el poema 47, de la segunda parte de Wirrwarr (Reisebilder), imágenes de un viaje, coincide con septiembre de 1971.

ademanera y gozadora, tiene su grácil fama la bella bárbara,
miope y locuaz, brutalmente tatuada-maltratada, la agudísima
conocedora de sicología fisiológica, que de mí se despide
prometiendo (en la lengua de Cervantes) con las cuatro
quintas partes de la huella de un abrazo, carta tras carta:
es el suyo un firme modo de amar a una o dos rodillas.

(Traducción de Antonio Colinas)

Así empieza su novela Il giocco dell’Occa (1967) (es el capitulito 1, y son 111)

Soy yo sin embargo. Estoy en mi gran ataúd. Estoy a oscuras, encerrado. Las voces que se oyen afuera, que llegan hasta aquí, que hablan de mí, para mí, son las voces de las visitas. Con la cara completamente hacia un costado, con gran esfuerzo, veo a algunas de ellas, a algunas de las visitas, por una grieta de la madera, entre uno y otro eje de la pared. Las veo pasar delante de mí, las veo detenerse. Después alguien apoya el ojo en la grieta y se ve que no ve nada. Los personajes están aquí, todos, en el ataúd. Son de madera, como en el tiro al blanco. Hay personajes de los que sólo está la cabeza, que pende del cielo raso, que cuelga. Pero hay personajes que están de cuerpo entero, de tamaño natural, desnudos. Son como sombras espesas, de aproximadamente cinco centímetros. Están en fila, la columna vertebral apoyada en la pared, móvil el cuerpo, completamente de perfil. Si extiendo los dedos rozo a los más próximos, como se rozan las páginas de un libro. Así los reconozco: tocándolos. Toco, por ejemplo, a esa muchacha rosa que está allí no más. La hago volver a mí. Está con la niña bailarina, a la que tiene tomada de la mano. Después le dice a la niña que salga a entretenerse: hale, a jugar, en el corredor, afuera. Oigo los pasos de la niña, que se aleja por el corredor, que salta. Después la muchacha rosa viene a mí, lentamente, de puntillas. Se sienta en el suelo, junto a mí, llorando. Y así, llorando, canta. Canta Mir lauft ein Schauer, que es una vieja canción. Pero mientras tanto, afuera, la niña juega con una pelota. Oigo que la pelota choca en el ataúd; la oigo que cae, que rebota. Oigo, después, que la niña grita. Giro la cara, miro por la grieta. Veo a la niña, veo la pelota, veo pasar a las visitas. Veo, también, los jardines, allá al fondo, con sus avenidas arboladas, con sus pabellones. Con los dedos toco a la muchacha rosa de madera. Siento sus lágrimas: las siento brotar, duras como los duros nudos de la madera. Traducción de Herman Mario Cueva (El juego de la oca, Monte Avila Editores, Caracas, 1969).

martes, 18 de mayo de 2010

20 trajes para Europa


En la sede central del Instituto Cervantes (calle Alcalá, 49), y hasta el 23 de mayo, está abierta la exposición  20 trajes para Europa: diseñadores dialogan con la literatura. En la presentación se dice: Veinte modistos visten la prosa y la poesía de otros tantos escritores. El insólito e imaginativo encuentro no sólo hermana la moda y la literatura, sino que hurga en ese signo de nuestro tiempo que es la fusión artística y el cruce de géneros y de disciplinas. Los modistos son Devota & Lomba, Agatha Ruíz de la Prada, Victorio & Lucchino, Miguel Palacio, Jesús Del Pozo, Hannibal Laguna, Carmen March, Purificación García, Davidelfin, Amaya Arzuaga, Roberto Torretta y Lydia Delgado, Michael Guerra, Katrien Van Hecke, José Enrique Oña Selfa y Anna Heylen, Tamás Náray, Miklós Pazicski, Kati Zoób y Gyulai Natália. Y los diseños se inspiran en obras literarias de Gabriel García Márquez, Alvaro Mutis, Juan Gelman, Miguel Delibes, Carlos Fuentes José Ángel Valente, Carmen Martín Gaite, Dulce María Lynaz, Antonio Gamoneda, María Zambrano, Antonio Muñoz Molina, Rosa Chacel, Maurice Maeterlick, Hugo Claus, Amélie Nothomb, Stefan Hertmans, Magda Szabó, Miklós BÁnffy, Sándor Márai y Zsuzsa Takács. La comisaria es Concha Hernández y en el catálogo está escrito, una Torre de Babel para los sentidos.

Latitud

No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.
Se disuelve en el aire el llanto roto,
el pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.

José Ángel Valente

Bien. Pero luego vio la tarde y dijo, Cuánto mejor, por ejemplo, en un banco del Retiro con éste y otros, viendo pasar cuerpos.

lunes, 17 de mayo de 2010

Ya lo comentó Isabel Román en el blog de Lama


Me da que en esto de quejarse tanto del discente también hay un poquito de cansancio. He oído condolerse reiteradamente de lo flojitas que entran y salen las últimas promociones, da igual el nivel o la materia, el lamento es general. Y es verdad que los argumentos abruman y los ejemplos también, pero tampoco faltan motivos para lo contrario. Por ejemplo, hace pocos años salió de la Universidad de Extremadura una promoción de Filología Hispánica que a mí me parece para callarse, (o para hablar muy alto). Llegaron de distintas partes de la región y se hicieron amigos en Cáceres. Hoy son gente preparada, viajan, hablan lenguas, critican con argumentos, leen (también a los clásicos, a estos y a otros) y a poco que vaciles, te avasallan con propuestas. ¿Nombres? María José PÁMpano (hasta hace cuatro días dando la cara en Extremadura TV), Flor Barroso (en años sucesivos profesora de Lengua y Literatura Españolas de adolescentes italianos); Beatriz Moriano (referencia indiscutible, pregunten a los alumnos, de Filología Hispánica en la Universidad de Aveiro); Sergio Adillo (teatrero de talento, lo cultiva en los anaqueles del CSIC y lo derrocha en los escenarios, que si el Círculo de Bellas Artes, que si las calles de Venecia…); Antonia Liberal (en la foto, Coordinadora Académica del Instituto Cervantes de Florianópolis), etc.

¿Más? Bueno, pues sí, pero tampoco antes era tanto, y si no, miren, miren. ¿Eh? Pues eso.

viernes, 14 de mayo de 2010

Pues sí, le suspendieron

Foto Josemil

Oí decir, la Historia es una gran mentira hecha de pequeñas verdades (a medias). 

Pues eso, que estudie(mos) menos (Historia, digo, por no decir)

E.CO 2010

Este fin de semana en Madrid (después se van a Soria) una vueltita por E.CO 2010, un Encuentro y Exposición de Colectivos Fotográficos Euroamericanos. El espacio de reflexión será hoy y mañana en el auditorio del Ministerio de Cultura, en la calle San Marcos, 40. La exposición, comisariada por Claudi Carreras, estará abierta hasta el 11 de julio, en la Antigua Fábrica de Tabacos, número 53 de la calle Embajadores.

jueves, 13 de mayo de 2010

Barzin en La Buena Vida


Dicen que esta noche Barzin, el de Toronto, estará en La Buena Vida-Café del Libro; y me da que entonces, a lo mejor, escuchamos cositas como ésta.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Aventura, libros y periodismo


En el ciclo Premios Nacionales en la Biblioteca Nacional ayer le tocaba el turno a Jacinto Antón, Premio Nacional 2009 de Periodismo Cultural. La conferencia se anunció con el título “Aventura, libros y periodismo” y acertaron, porque la charla fue sobre todo una cómoda y estupenda aventura.

Jacinto Antón ha contado alguna vez que en cierta ocasión hizo un viaje a la comarca francesa del Perigord para seguir el rastro de los desaparecidos mamuts, pero que cuando le sugirieron visitar la cueva prehistórica de Rouffignac, de once kilómetros de angostas y claustrofóbicas galerías, decidió despistar a la expedición y se instaló en una terraza de Les-Eyzies, se pidió un pastís y abrió su ejemplar de Sur la piste du mammouth de Bertarnd Buigues, para vivir su propia aventura cómodamente leyendo.  Lo de ayer fue eso, una cómoda aventura, pero en vez de leyendo, escuchando.

Se presentó en el estrado con una bolsa de plástico y no sé cuántos envoltorios. Extrañó, pero lo supimos en seguida, en cuanto empezó a hablar de los aventureros que había conocido y de los libros que más le habían impresionado, La pantera negra de Sivanipalli de Kenneth Anderson, The life of my choice de Wilfred Thesinge, Fisher's face de Jan Morris; y de libro que hablaba, libro que sacaba de la bolsa, y se lo entregaba a los de la primera fila para que corrieran de mano en mano, libros dedicados y subrayados. Y cuando se acabaron los libros empezó con los envoltorios, un trocito de momia venida de Egipto, una bolsita con pelo de mamut, un latrocinio de la tumba de Howard Carter, cuatro balas con historia, cada una con la suya,  etc.,en fin, un placer. Y también fue un placer oírle contar lo del archivo, dice que es imprescindible tener uno bueno, y que en él no puede faltar una carpeta dedicada a las cosas raras, por eso él se presentó con la suya, una carpeta con recortes de prensa que escondía cada uno una historia extraordinaria, y allí estaban los recortes y los titulares, el de la niña que murió porque le picó una víbora que había anidado en un tío-vivo, el del hombre que se suicidó tirándose a los cocodrilos, el del otro que robó un velero en Barcelona para ahorrarse el pasaje a Mallorca...

Pero dijo también más cosas, pocas serias, dijo, por ejemplo, que el periodismo cultural es una beca vitalicia, que te permite conocer a gente extraordinaria, que es recomendable buscar siempre el ángulo de la noticia, a ser posible el menos previsible, etc. Y contó anécdotas de Terenci Moix, de Gil de Biedma, de Ángel Cristo, de Jan Morris, de un viaje apasionante a la Gran Pirámide y de cómo terminó montado en el lomo de la Esfinge de Giza, etc. Muchas de estas aventuras las tiene recopilas en Pilotos, caimanes y otras aventuras extraordinarias (Barcelona, RBA, 2009).

Ya digo, un contador excepcional, ameno, divertidísimo, una tras otra y risas a carcajadas.

martes, 11 de mayo de 2010

Cambio de sentido de Mar Gómez Glez


Anoche, a las ocho, se presentó en la Residencia de Estudiantes la novela Cambio de sentido de Mar Gómez Glez. En la mesa estuvieron Miguel Ángel Martínez, en representación de la Editorial  Paréntesis, y la laureada y halagada Elvira Navarro, que actuó como madrina de ceremonias. El público, el que suele ser habitual en estos casos, esto es, la familia, los amigos y algún que otro espontáneo.

A uno, que bien pudo ser anoche uno de esos espontáneos, le pareció que Elvira Navarro hizo una presentación al estilo Isabel Coixet, o sea, mucho anacoluto y alguna pepita (de oro) de vez en cuando; lo hizo partiendo del ensayo “El Dostoievski de Joseph Frank” (incluido en el volumen Hablemos de langostas) de David Foster Wallace, pero no por las coincidencias, sino por lo contrario. Y entonces se felicitó de que Cambio de sentido no fuese una novela posmoderna, sino “una novela muy realista”, “de corte tradicional”; una novela teatral con pocos personajes y bien construidos que entran y salen continuamente de la escena; una novela comprometida y bien escrita; un thriller de ritmo trepidante en el que se dicen cosas importantes sobre la ecología y la memoria.

En el debate que suele seguir a las presentaciones se habló de los riesgos y la tentación del  presentismo, de su carácter nocivo, etc, Y también del difícil proceso de escribir, de las vacilaciones y la reescritura continua, de la búsqueda desesperada de la voz narradora, etc.

Se acabó pronto.

Luego, hasta tarde, leyendo Cambio de sentido. Ya queda poco. La novela contribuye, se deja leer muy bien. Digamos que es un viaje apasionante en busca de los otros y de uno mismo, o sea, otra indagación en la memoria. El trasfondo: el desastre ecológico del naufragio del petrolero Prestige en las costas del Cantábrico.

domingo, 9 de mayo de 2010

Tres extremeños en un paraíso


Puede que el paraíso esté en Florianópolis. En aquella isla de islas que es también la capital del Estado de Santa Catarina, en Brasil, se ha estado celebrando estos días el festival de videos de turismo Tour Film Brazil. Este año el país invitado, homenajeado, era España y la casualidad quiso que quienes pusieran cara a España fueran tres extremeños: el periodista Juan Francisco Rivero Domínguez, presidente fundador de la Asociación Extremeña de Periodistas y Escritores de Turismo (APETEX) y miembro del jurado; Pedro Benítez, director del Instituto Cervantes de São Paulo y Profesor de Lengua Española de la Universidad de Alcalá de Henares; y Antonia Liberal, profesora del Instituto Cervantes de Florianópolis, que fue también la encargada de subir, elegantísima, a recoger dos premios. Uno, a la mejor fotografía, para la película gaditana Cádiz es singular es plural; y otro, a la película más innovadora, para la extremeña Extremadura 3D. No está mal.

sábado, 8 de mayo de 2010

Tierra raya en el Diario de Teruel

Hoy, en el Diario de Teruel, el profesor Javier Angosto Esparrells escribe sobre Tierra raya.

viernes, 7 de mayo de 2010

Los libros y la suerte de García Montero


Con el ciclo “La Biblioteca de…” la BN invita, generalmente una vez por mes y siempre al caer la tarde, a una persona destacada para que hable sobre los libros que han acompañado su vida y sobre cómo son o han sido sus bibliotecas. El ciclo se inauguró en enero de 2005 con una conferencia de Francisco Ayala y ayer el invitado fue un amigo suyo, Luis García Montero, que también habló de él, como amigo joven y admirador del maestro.

García Montero estuvo sabio, cercano y entrañable (le he oído contar varias veces a mi amigo Juan Carlos que también lo era en sus clases). Siempre que le escucho me quedo con esa misma sensación y siempre me sabe a poco; le oigo decir, para terminar, y me digo, vaya.

Ayer empezó con un pesar y unas palabras de agradecimiento, el pesar era por la supresión en el Consejo de Ministros del 30 de abril de la Dirección General de la Biblioteca Nacional de España, y las palabras de agradecimiento, para la que hasta hoy ha sido su directora, Milagros Corral (que estaba presente y que, hay que decirlo porque se ve, ha hecho muy bien su trabajo). Luego ya empezó a hablar de los libros, y citó a Borges, al Jorge Luis del Borges Oral y la poética de El hacedor. Y habló de su infancia de hijo de un militar estricto y correcto que los domingos por la mañana se ponía poético y les recitaba a sus hijos, escenificadas, algunas de Las 1000 mejores poesías de la lengua castellana. Y de su adolescencia y su primera juventud, y de lo que supuso para un granadino en Granada el descubrimiento de Federico, y de los paseos por los alrededores de la Huerta de San Vicente, las puertas cerradas, las ventanas cerradas, y dentro, su estela; y por querer estar cerca de ella se hizo amigo de los guardeses, de Evaristo y de María, y por fin pisó la estancia del poeta; y entonces nos leyó un poema y nos habló de Impresiones y paisajes y de la portada de Ismael de la Serna y dijo, “mi admiración por Lorca fue mi primera conciencia de escritura”.

Después habló de su amistad con Alberti y de la generosidad del poeta de Marinero en tierra, de quien, por lo oído, aprendió mucho y también “a tomarse en serio a los jóvenes (poetas)”. Y habló de Luis Cernuda (los que más, La realidad y el deseo y Desolación de la Quimera), y de Gil de Biedma (su maestro en poesía que le descubrió a Marsé) y de Ángel González (que le descubrió a García Hortelano), y de Brines, y de otros algunos (autores y títulos) y de las novelas de una tal Almudena (presente) que le enseñaron a verse no sólo como lector sino también como personaje, etc. Luego unas cuantas anécdotas, y se acabó, así, en seco.

Y uno salió pensando, qué suerte tienen los que tienen la suerte de enseñar literatura.

jueves, 6 de mayo de 2010

El asombroso placer de escuchar a Lledó

Anoche, en la Biblioteca Nacional de España, se presentó la nueva colección Historia de la literatura española editada por Crítica. Lo hicieron el filósofo y académico Emilio Lledó y el catedrático de Literatura de la Universidad de Zaragoza y director de la obra José Carlos Mainer.

Fue un placer oír a Lledó. Dijo, “Sería triste que por muchos problemas que hubiera en nuestro país, se nos olvidara que la mayor preocupación debe ser la educación y la cultura”. Luego dijo que decía esto porque había oído rumores que le llenaban de inquietud. Y entonces, al escuchárselo, a mí se me repartió la inquietud por el cuerpo, y me revolví en el asiento, pero por unos rumores que yo no he oído.
Luego citó a Platón, “somos seres intermedios” e hizo un canto en pro de la historia. Se puso serio: “Quien nos domina el pasado, nos domina el futuro. Quien nos falsifica el pasado, nos falsifica el futuro. Es un error inconcebible la obsesión por borrar el pasado colectivo, una aberración”. También dijo que sospecha de quienes quieren borrar el pasado (colectivo o individual), porque, se preguntó, ¿no será una clave para justificar cualquier vileza en el presente con la esperanza de que jamás será recordada?
Y dijo otras muchas cosas, pero yo me quedé con lo de que somos “seres efímeros, seres montados en los días”.
Acabó con esta cita de Nietzsche, es del prólogo a Aurora, “El arte al que me estoy refiriendo no logra acabar fácilmente nada; enseña a leer bien, es decir, despacio, profundizando, movidos por intenciones profundas, con los sentidos bien abiertos, con unos ojos y unos dedos delicados”.

De la obra presentada, Lledó dijo que no se parece en casi nada a las otras historias de la literatura. Esto mismo también lo dijo Mainer, quien además explicó el origen de la obra; y sus intenciones: poner(se) al día con los conocimientos aportados por la última generación de estudiosos en la materia; y hacerlo de una manera diferente, con nuevas preguntas y nuevos enfoques, con un modo de escribir historia distinto al de sus predecesores.

Luego ya, los agradecimientos y esas cosas.

[Las cursivas de la cita de Nietzsche son suyas. De Nietzsche, digo]

miércoles, 5 de mayo de 2010

Francisco Valdés y algunas estampas extremeñas con su marco


Uno de los nombres que aparece en Las armas y las letras es el del extremeño Francisco Valdés (1893-1936). De él dice Trapiello: “Narrador, ensayista y poeta. Ese señorito fino e inteligente que suele, o solía, haber en cada pueblo grande. Compartió la colección de Cossío con Unamuno y Diego. Admiraba a Juan Ramón Jiménez, Ortega, Fernando Fortún o Fernando Villalón y colaboró en La Gaceta Literaria y otras revistas vanguardistas. El hacerlo en Acción Española, con todo lo que ello significaba, le llevó a un paredón en los primeros días de la guerra”.

Francisco Valdés publicó su primer libro, 4 estampas con su marco, en 1924, recién cumplidos los treinta años, porque, decía, había aprendido de un amigo suyo que “no debe publicarse libro alguno hasta que se tenga treinta años”. Era una edición numerada, no venal, de 200 ejemplares, que terminaba con un epílogo que él llamaba marco porque, aclaraba citando a Ortega y Gasset, “un cuadro sin marco tiene el aire de un hombre expoliado y desnudo. Su contenido parece derramarse por los cuatros lados del lienzo y deshacerse en la atmósfera”.

El marco era éste:

“Un pueblo extremeño: la terrosa iglesia con su desmochado torreón, rodeada de unas casas de adobes, con unos tejados verdirrojos. Caminos polvorientos en estío y encharcados en la invernada. Monotonía, fanatismo y lujuria. Un casinillo donde los ricachos parlan de barraganas y escopetas y se juegan los dineros heredados. En cada barriada varias tabernas. El maestro de escuela sale de caza. Las jóvenes distinguidas confiesan semanalmente y estiman impúdico bañarse. Reacción, caciquismo e intolerancia Los chicuelos, sucios y desarrapados, vagan por los ejidos, matando pájaros y desgajando los escasos árboles. Un abogadillo, desde el juzgado  municipal, administra justicia conforme a sus pasioncejas y ruindades. En una sórdida rinconada, un prostíbulo, donde los mozos rijosos pescan las enfermedades repugnantes y comienzan a odiar el trabajo. Todos los años mueren varias personas de paludismo y viruela. Emigración, infanticidios, hambre. Mendigos y truhanes toman el sol de invierno en el pórtico de la parroquia. Por las calles; sin acerado y despedradas, husmean los canes y gruñen los cerdos. Odios y envidias seculares entre las familias abolengas. En un centro obrero se reniega de Dios, y se habla del reparto de tierras. Hipocresía y estatismo. De vez en vez un crimen feroz y espeluznante.
Y por encima de todo este fango social, la fecundidad de las entrañas arcillosas del contorno, unos paisajes fuertes, recios, magníficos, y un sentimiento hondo del bien en los corazones de los castúos labrantines del terruño”.

Luego, en 1932, las cuatro estampas se convirtieron en 8 estampas extremeñas con su marco, (éste, el mismo) en una edición nuevamente no venal publicada por Espasa Calpe. Las ocho estampas conocieron luego otras dos ediciones: una segunda, en octubre de 1953, en la Biblioteca de Autores Extremeños, con prólogo de Enrique Segura; y una tercera, en 1998, a cargo del Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz, con introducción y notas de Simón Viola y José Luis Bernal.

En el prólogo a la edición de 1955 Enrique Segura dice que a Francisco Valdés le detuvieron el 15 de agosto de 1934  y que le fusilaron en las tapias del cementerio de Don Benito el 4 de septiembre de 1936. También dice que desde la celda escribió una última carta a su madre en la que decía: “Desde el ventanillo de la puerta se ven los remates de las torre, con sus veletas, y un brazo de tejado de la iglesia, con tres nidos de cigüeñas abandonados. Sobre éstos, un pedazo de cielo, por donde libremente vuelan los pájaros dichosos”.


Pues sí, los hubo.

martes, 4 de mayo de 2010

Trapiello, las armas y las letras

 Foto: Bernardo Pérez, El País

Se publica hoy en El País un reportaje de Javier Rodríguez Marcos sobre la reedición, en Destino, del clásico Las armas y las letras de Andrés Trapiello. Siento una admiración tremenda por este hombre, por su cabeza privilegiada y su capacidad de trabajo. Empezó entonces, cuando apareció por primera vez este título en 1994, lo publicó Planeta en aquella colección de Espejo de España, (¿os acordáis?, solía tener el logo en uno de los ángulos de la portada, y lo único que estaba completamente perfilado era Portugal). Allí leí por primera vez algunas curiosidades que luego me han acompañado siempre, cosas menores, como el anticomunismo de R.J. Sender o que a su mujer la fusilaran los nacionales en la guerra, o que Ernesto Giménez Caballero propusiera, cuando era procurador del pueblo, que los presos políticos del Valle de los Caídos trabajaran con música de Wagner; o que la mujer de Manuel Machado se metiera a monja cuando murió el poeta, en fin, ya digo, esas cositas menores que cuesta tanto olvidar, la enjundia, y en aquel libro había mucha, sin embargo, me parece ahora que se fue sin pasar.

Vuelvo a abrir ese título para trascribir algo que debía de estar entonces subrayado, tiene que ver con Manuel Altolaguirre. Cuenta Trapiello que el poeta salió al exilio por Figueras, al caer Cataluña. Y dice “En un campo de refugiados los guardias y campesinos lo tomaron por fascista y aristócrata camuflado, y él, indignado, se quitó las ropas, se quedó desnudo y lo creyeron loco. Se lo llevaron a un manicomio, de cuya estancia nos dejó un conmovedor relato: “Una tarde creí sentirme al borde de la muerte. Me desnudé para morir desnudo”.

Sobre Trapiello escribo aquí lo que dejó escrito su amigo Eloy Sánchez Rosillo en 1991 en el libro Andrés Trapiello que apareció en 1994 en aquella colección de Calambur que dirigió Diego Doncel y que llevaba por título Los solitarios y sus amigos:

“Andrés Trapiello es hoy un escritor muy firme, un creador con mucho presente. Pero es también, sin duda, uno de los escritores de su generación que con más posibilidades cuenta de cara a los próximos años. La juventud de este hombre pertenece ya al pasado. Vive ahora la etapa primera de su madurez. Yo creo a pies juntillas en la labor que Andrés Trapiello habrá de ir llevando a cabo (un futuro que, en este caso, es casi un presente). Y estoy seguro de que no voy a equivocarme. Demos un poco de tiempo al tiempo. Esperen, esperen y verán”.

Pues ya vemos, no hizo falta esperar tanto.

lunes, 3 de mayo de 2010

El Paular

Foto de Esteban de Sousa

Día de colinas y recreo. Monasterio de El Paular y no había nadie, ni los monjes cartujos ni su molino de papel, el más antiguo de Castilla, del que dicen que en su día salió el papel de la edición príncipe de El Quijote. Tampoco los tres molinos harineros ni las dos serrerías.
Era sólo una mañana espléndida de sol y gente de domingo, y el puente de piedra, el del Perdón, tres arcos de sillería de granito donde dicen que revisaban las sentencias de los reos cuando iban de camino a la Casa de la Horca. Y seis monjes benedictinos, uno de ellos morenito, oficiando misa con un retablo gótico al fondo tallado en alabastro. Y me dijo, Estos pobres tienen que estar en cuadro.
Luego, canchales y turberas, charcas y arroyos, un buitre negro y el puerto de Cotos. Y la caravana de coches, claro.
¿Querréis creer que luego se nubló?

domingo, 2 de mayo de 2010

Primero de mayo

Foto de Carlos Carijo

Primero de mayo, día del trabajo. Para celebrarlo, una excursión por la sierra de Madrid. Tarde de primavera en Rascafría, y la voz de Calas y la música de La bien pagá, y un pastel de cidra de El Horno de Ana Conejo, y una conversación entre pronombres en una terraza a la orilla del Lozoya, y este cuento de Triunfo Arciniegas: 

La enamorada del guerrero
El viento trae el perfume de los duraznos hasta la ventana abierta. La noche es tibia. La mujer peina sus cabellos y se unta de aceite hasta los pies, ansiosa de otras noches de amor. Aún no sabe que el cuerpo del guerrero se pudre en el campo de batalla.