viernes, 30 de marzo de 2012

Duele

Qué triste la vida de a quien le duele la risa de los suyos hasta gritar.

jueves, 29 de marzo de 2012

miércoles, 28 de marzo de 2012

Juegos para aplazar la muerte

 Juegos para aplazar la muerte

Descubrir en otro
la palabra precisa,
la desolada materia del sueño,
inmóvil, fija sobre el papel.
Palabra que nombra fantasmas
pero también llamaradas de vida
y -al fondo - el eco del mar,
su perdurable presencia momentánea,
olas y horas, sílabas y símbolos.
Todo lo que  nos queda, todo y nada:
juegos para aplazar la muerte.

Juan Luis Panero
(de Antología de la poesía española 1960-1975, Ed. Juan José Lanz).

lunes, 26 de marzo de 2012

Sostiene Tabucchi y literatura y desplazamiento


Un domingo de felicitación y de provecho. Terracita con sol, mucho café y mucha lectura. También inglés de niños y la muerte de Tabucchi, otro escogido de Lisboa, en Lisboa. Y otra vez, palabras y desplazamiento. 

(...) un comentario que una amiga artista me hizo en julio del año 2000. Ella había venido desde Roma para estar un mes por primera vez en Winnipeg, Canadá. Cuando llegó el momento de regresar a “su casa” en Roma, le dije: “Estarás deseosa de regresar a casa”. Hizo una pausa, me miró buscando las palabras adecuadas y me respondió: “Yo estoy siempre en casa. Estoy en casa en un avión, en ciudades, estoy siempre en casa porque mi casa soy yo. Nunca llego o me voy estoy siempre ya allí”. Es sin duda una elección, una manera de estar en el mundo, habitar un territorio en el que nos encontramos en un determinado momento. Es en este sentido en el que sostengo que nuestra “morada” es el instante, el presente. Y es en este presente donde una nueva cultura está siendo formulada, una nueva literatura que se resiste a la clasificación y a la inscripción.

sábado, 24 de marzo de 2012

El tipo del café


Compartimos café. Suele llegar a media mañana, se sienta en un taburete, sobre la barra, cerca de la esquina, casi siempre de espaldas a la puerta, y contempla. Debe de ser un tipo tímido, de esos que recogen la mirada cuando les sorprendes observándote. Luego desaparece. Casi nunca le he visto irse. Fabrizio Cassol es compositor y el saxofonista de Aka Moon. Una de las bandas de jazz más interesantes de Bruselas, de Bélgica. Una banda de jazz con veinte años de historia reinventándose continuamente. Jazz, música del mundo y vanguardia. Cultura y mestizaje. Los otros dos de Aka Moon son el bajista Michel Hatzigeorgiou y el batería Stéphane Galland. Creo que acaban de sacar Unison, su último disco.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Hoy, día de la poesía...

... una entrada y tres poetas

Poeta 1, Eugénio de Andrade, "Adiós , Todo el oro del día, Ed. Alfaguara.

Adeus

Já gastámos as palavras pela rua, meu amor,
e o que nos ficou não chega
para afastar o frio de quatro paredes.
Gastámos tudo menos o silêncio.
Gastámos os olhos com o sal das lágrimas,
gastámos as mão à força de as apertarmos,
gastámos o relógio e as pedras das esquinas
em esperas inúteis.

Meto as mãos nas algibeiras
e não encontro nada.
Antigamente tínhamos tanto para dar um ao outro!
Era como se todas as coisas fossem minhas:
quanto mais te dava mais tinha para te dar.

Às vezes tu dizias: os teus olhos são peixes verdes!
e eu acreditava.
Acreditava,
porque ao teu lado
todas as coisas eram possíveis.
Mas isso era no tempo dos segredos,
no tempo em que o teu corpo era um aquário,
no tempo em que os meus olhos
eram peixes verdes.
Hoje são apenas os meus olhos.
É pouco, mas é verdade,
uns olhos como todos os outros.

Já gastámos as palavras.
Quando agora digo: meu amor...,
já se não passa absolutamente nada.
E no entanto, antes das palavras gastas,
tenho a certeza
de que todas as coisas estremeciam
só de murmurar o teu nome
no silêncio do meu coração.

Não temos já nada para dar.
Dentro de ti
não há nada que me peça água.
O passado é inútil como um trapo.
E já te disse: as palavras estão gastas.

Poeta 2: Ángel Campos Pámpano, la traducción. 

Adiós

Ya hemos gastado las palabras en la calle, amor mío,
y lo que nos ha quedado no basta
para alejar el frío de cuatro paredes.
Lo hemos gastado todo salvo el silencio.
Hemos gastado los ojos con la sal de las lágrimas,
hemos gastado las manos a fuerza de apretárnoslas,
hemos gastado el reloj y las piedras de las esquinas
en esperas inútiles.

Meto las manos en los bolsillos y no me encuentro nada.
Antes teníamos tanto que darnos;
era como si todo fuese mío:
cuanto más te daba más tenía que darte.

A veces decías: tus ojos son unos peces verdes
y yo me lo creía.
Me lo creía
porque a tu lado
todas las cosas eran posibles.

Pero eso era en el tiempo de los secretos,
era en el tiempo en que tu cuerpo era un acuario,
era en el tiempo en que mis ojos
eran realmente peces verdes.
Hoy son sólo mis ojos.
Es poco, pero es la verdad,
unos ojos como los demás.

Ya hemos gastado las palabras.
Cuando ahora te digo amor mío,
ya no pasa absolutamente nada.
Y sin embargo, antes de gastarse las palabras,
estoy seguro de que todo se estremecía
sólo con murmurar tu nombre
en el silencio de mi corazón.

No tenemos ya nada para darnos.
Dentro de ti
no hay nada que me pida agua.
El pasado es inútil como un trapo.
Ya te lo he dicho: las palabras están gastadas.

Poeta 3: Álvaro Valverde, el homenaje, Desde fuera, Ed. Tusquets

Memoria de Andrade

La luz del sol, la cal,
el pájaro que canta en la enramada,
el umbral y el zaguán y la sombra,
la reverberación del mar
al mediodía y, por la noche,
el reflejo en sus aguas de la luna,
el patio de la casa de la infancia
y el niño que allí mira con tristeza,
el somnífero son de las cigarras
a la hora cesante de la siesta,
el árido paisaje de las viñas
colgadas de los últimos bancales,
el jardín con palmeras
y el muro calcinado, y en fin,
todo cuanto en mi vida
tuvo un día importancia,
cuanto valió la pena,
la materia de todo cuanto he escrito,
esto es, el alma y la sustancia
de mis sueños.

lunes, 19 de marzo de 2012

Los antimodernos


A vueltas con Los antimodernos de Antoine Compagnon. 

“Los antimodernos —no los tradicionalistas por tanto, sino los antimodernos auténticos— no serían más que los modernos, los verdaderos modernos, que no se dejan engañar por lo moderno, que están siempre alertas. Uno imagina en principio que debieran ser diferentes, pero pronto nos damos cuenta de que son los mismos, los mismos vistos desde un ángulo distinto, o los mejores de entre ellos”. “Barthes declaraba en 1971 que su deseo era situarse ‘en la retaguardia de la vanguardia´’, y a continuación explicaba el sentido de esta ambigua frase: ‘ser de vanguardia significa saber lo que está muerto; ser de retaguardia significa amarlo todavía’. No encontraríamos mejor definición del antimoderno que como un moderno arrastrado por la corriente de la historia, pero incapaz de guardar luto por el pasado”. “Todo esto sin olvidar que no hay moderno sin antimoderno, y que lo antimoderno en lo moderno es la exigencia de libertad”.

Sigo leyendo y, como una mosca en junio, no deja el Nocilla Team. El Afterpop de la dichosa Generación nocilla.

Antoine Compagnon (1950) es uno de los principales historiadores de la literatura francesa y profesor en la Sorbona y en la Universidad de Columbia.

sábado, 17 de marzo de 2012

Elías Moro en DVD Ediciones

Desde hace un par de semanas el poeta Elías Moro figura en la sección Firmas invitadas de DVD Ediciones.

Allí, algunos mandamientos como estos:

El cuchillo de lo leído abre la herida de lo escrito
Tengo una identidad anónima que todo el mundo conoce. Sospecho que algo falla.
Me gustaría volver a tropezar de nuevo con aquella piedra. 
Algunas decisiones, como las sopas en invierno, es mejor tomarlas “en caliente”, antes de que se enfríen y no haya forma, sí, de tomarlas. 
El poema es un fulgor que antes no existía


Y, ya puestos, de su libro En piel y huesos (antología poética), este poema:

BLUES DEL AMANUENSE

Yo solo digo lo que sé
y a veces hasta lo que no sé digo.

Pongo las palabras unas tras otras
y como una recua de mulas tercas,
confunden aquello que quiero decir,
todas las cosas que al final no digo.

Yo solo digo lo que no sé
y a veces hasta lo que sé digo.

viernes, 16 de marzo de 2012

El Havre

Anoche en el Artor's Studio, un cuento triste, pero muy bonito

miércoles, 14 de marzo de 2012

Este blog, por ejemplo


Hay un personaje de una novela de Juan Gabriel Vázquez que se llama Antonio.

En la página 66 de El ruido de las cosas al caer ese personaje dice "los diarios siempre me han parecido ridículos, una vanidad o un anacronismo: la ficción de que nuestra vida importa".

Hoy otro António de una ficción distinta piensa (casi) lo mismo, de este blog, por ejemplo.

martes, 13 de marzo de 2012

El blog de Luisa Antolín


La poeta Luisa Antolín estrena blog.

Y la entrada de hoy, con el Circo azúl de Marc Chagal, empieza así:

Lo había imaginado miles de veces. Día y noche, día y noche. De día, columpiándose en las ramas del árbol de los cuentos, de noche, navegando en el vértigo borroso de los sueños. Pero hasta ahora, siempre había encontrado una excusa apropiada y creíble para...

lunes, 12 de marzo de 2012

El árbol de las mariposas


De El árbol de las mariposas del poeta belga de expresión neerlandesa Anton van Wilderode ya escribió Álvaro Valverde hace unos años (A estas alturas del camino A.V. ha escrito ya sobre casi todo, y aún tan nuevo, diariamente, con atrevimiento, con tino). 
 
Aquí, sólo cuatro datos biográficos y un poema con traducción de José Luis Reina Palazón

Anton van Wilderode, seudónimo de Cyriel Coupé, es uno de los poetas belgas de expresión neerlandesa más conocidos y estimados en Flandes. Nació en Moerbeke-Wass el 28 de junio de 1918  y murió en Sint-Niklaas el 15 de de junio de 1998. Estudió Filosofía en Sint-Niklaas y en Gante, y Filología Clásica en la Universidad Católica de Lovaina. En 1944 se ordenó sacerdote y en 1975 la Universidad de Lovaina le concedió el título de Doctor Honoris Causa.

Tiene una obra abundante pero muy poco traducida. En español este El árbol de las mariposas. Un ejercicio retórico. 96 poemas en los que Anton van Wilderode pone en boca de Carlos V la historia de su vida, la de este y la de aquél, supongo. Desde la infancia a la muerte, siempre el único camino. 

En dan

En dan de dood. Eén amper ogenblik
(de leeggedronken beker valt aan scherven)
of een langdurig langzaam henesterven
(de wortelstok geleidelijk losgewrikt).

Zal het des nachts zijn zonder ander licht
dan wat de maan laat in de kleine ruiten,
misschien een morgen als het dag wordt buiten
of binst de weldaad van de schemering?

Zal het najaar zijn in grijs en rood,
verrukkelijk een lentedag vol vlinders
of als het koud wordt en wanhopig bitter?
En dan de dood, denk ik, en dan de dood

Y entonces
Y entonces la muerte. ¿Apenas un momento
(bebido hasta el fondo el vaso cae en pedazos)
o un largar y quedo irse acabando acaso
(como el rizoma arrancado lento, lento)?

¿Será de noche, sin otra luz nada más
que la que la luna al chico vidrio envía
mientras una mañana fuera se hace día
o en buen acto de la luz crepuscular?

¿Será un otoño en gris y rojo, fuerte
día primaveral de mariposas colmado
o hará frío e invierno desesperado?
Y entonces la muerte, pienso, la muerte.


domingo, 11 de marzo de 2012

Bibliothèque royale de Belgique

 Imagen de Frugal Café Blog Zone

Al llegar a la biblioteca, en la puerta, un cartel: exposición, por primera vez en Bélgica, sólo dos días.

Luego me enteré, la "Doble Águila" es la moneda más cara del mundo y, de todas las ediciones, esta de 1933 es la más valorada. Tiene detrás una larga historia de intrigas e ilegalidades y no ha vuelto a ser monetizada. En fin, subí y, en la tercera planta, allí estaba ella (u otra, esas cosas nunca se saben): majestuosa, brillante, blindada, pequeñita. Una moneda de oro de veinte dólares acuñada durante la presidencia de F.D. Roosevelt y eran curiosas las caras atolondradas de los que iban llegando, enfocaban la mirada, la volvían de soslayo al de seguridad, y al momento, literalmente, se pegaban a la vitrina. 

Detrás, contextualizando, el cartel de arriba.

Al salir, Qué poco me dice a mí esto de la numismática.

Doble águila de oro de 20 dólares de 1933

sábado, 10 de marzo de 2012

Coloquio en la Universidad de Amberes

Velázquez La mulata

En la Universidad de Amberes, el profesor Miguel Norbert Ubarri ha organizado unas jornadas en torno al tema: “Presencia de Flandes en España y América Latina, y presencia de América Latina y España en Flandes”. La finalidad era fomentar los contactos culturales entre Flandes, España y Latinoamérica; pero también estimular a sus alumnos, motivar nuevas investigaciones, tender puentes.

Ayer, por la mañana, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla Juan Miguel González habló sobre "El impacto del arte flamenco en la pintura sevillana del Quinientos"; luego su colega Jesús Rojas Marcos lo hizo sobre "La escuela pictórica sevillana: el Siglo de Oro”. Por la tarde, Lieve Behiels disertó sobre “Calderón en Flandes”; Miguel Norbert Ubarri sobre “Ruusbroec en España, Van der Weyden en Puerto Rico y Gaspar Becerra en Flandes” y sobre una tabla flamenca atribuida a Rogier Van der Wyden, la Virgen de Belén o de la Leche, una larga historia que él conoce como nadie; y César Manrique sobre la historia de los libros que se imprimieron en Flandes y llegaron a México.

De todo, lo mejor, el conocimiento repartido por la sala, una comida entretenida, la ironía bienhumorada de Juan M. González, el aprecio entre un profesor y su maestro, y ese saber estar de anfitrión, tan raro, tan sencillo en algunos, gracias Miguel.

jueves, 8 de marzo de 2012

Historias del estómago y el corazón


“Dijo Kafka que la literatura es el hacha con la que romper los mares helados que todos llevamos dentro. Y Ernesto Sábato, recordando lo que a su vez dijo Donne, explicó que ‘nadie duerme en la carreta que lo conduce de la cárcel al patíbulo y que, sin embargo, todos dormimos desde la matriz a la sepultara, o no estamos enteramente despiertos”. Con esta cita de citas arranca Candela Duel el prólogo de Historias del estómago y el corazón. Un libro con veintisiete relatos de trece autores que se lee con facilidad y resulta entretenido.

La comida es el hilo argumental que comparten todos los textos, como se dice en la contraportada, “el gran hilo rojo que los une todos en un collar”. Pero eso, y también se dice, es sólo el pretexto para hablar de esa imperfección que es la vida. La cocina es la excusa para escribir sobre lo de siempre, el amor, la soledad, la frustración, el recuerdo, etc.; y todo eso está en estos veintisiete relatos que se leen con facilidad, con sonrisa (a veces con mueca), que parecen escritos más para entretener que para impresionar, y también para jugar, porque aunque con demasiada frecuencia se nos olvida, también de eso se trata.

Quien se anime a leer Historias del estómago y el corazón va a encontrar casi todo, porque en estos veintisiete cuentos está lo de casi siempre: el deseo (“cordero remojado” o “galletas tristes” de Jesús Solana); el engaño (por ejemplo en los ojos de un niño en “La mancha de chocolate” de Arancha Moreno); la frustración (“Testigo mudo” de Carmen Elajabeita); la memoria de los nuestros (“Ida sin vuelta” de Belen Kayser); el dolor (de la rutina y el consuelo insuficiente de las pequeñas venganzas en “Mariposas muertas” de Arancha Moreno); la ilusión (muchas veces en el amor como única huida posible, la menos probable, en “La reina del sur” de Mar Navarro, por cierto; tres cuentos, tres registros, tiene mérito). Y también hay antropofagia, claro, es algo inevitable y previsible tratándose de cocina y literatura (por ejemplo en “Senen Cancelas, forense” de José Manuel Fernández, en “Limones, frambuesas” de A. Moneo, en “La ley de la vida” de Concepción Fernández, etc.); Y tampoco podía faltar el amor (regañón y tierno, desmemoriado y cómplice como en “Cena en casa” de Karen Winn, amor infatigable) y capaz de todo, incluso de sorprendernos (como en “La pecera” de Concepción Fernández). Y humor (con ocurrencia y un poquito de mala leche, como conviene), por ejemplo, en “Pedante cocido” de Karen Winn o “Ensalada de pijas” de Montse Blesa.

Hay también evocaciones literarias, a las que quizá son ajenos los propios autores (ya se sabe que esto de la memoria de lo leído es más cosa del lector que del autor), pero algunos cuentos ayudan a viajar (por la literatura). Por ejemplo, el ambiente de “Pavo asado con ostras o drama romántico” de Eva María Escribano a alguien le puede evocar la casona O ramalhete de Os Maias de Eça de Queiroz; la Amelia Láinez de “Restaurante ‘Casa Bernadette” a Lisbeth Salander de los Los hombres que no amaban…, etc.; o la fidelidad de la criada Bernadette en “El comedor de la familia Whistler”, ambos de José Manuel Borrallo a la Nunu de La herencia de Eszter de Sandor Marai, etc.

Y en Historias del estómago y el corazón hay también mucha muerte (con silencio y sigilo como en los cuentos de José Manuel Fernández) todas literarias, pero sin demasiada violencia, y en eso el libro, ahora que la violencia se ha convertido casi un género, es poco posmoderno, aquí se mata, sobre todo, como antes, envenenando (con cianuro en “Fuera de temporada” de Rocío Cuevas, ) o empujando por la escalera (“Como la vida misma” de Carmen Elajabeita), pero estas son sólo dos formas. Hay más.

Y como las comidas, muchos cuentos se sirven acompañados, y ganan. Firman las ilustraciones Rodrigo Muñoz Ballester, Miguel Rodríguez, Eva María Escribano, Juan José Suárez Brihuega, Alonso Trenado, Marta Kayser, David Ortega, Julián Loayza, Carmen Pérez y Javier Merino.

La pega, pues que algunos cuentos hubieran ganado si sus autores al cerrarlos no lo hubieran hecho con doble vuelta de llave, daña el resultado ese empeño en aclarar lo evidente, en explicitar lo sugerido, como si el lector fuera a necesitar siempre que el autor le hiciera de lazarillo. Pero es sólo una peguita, en general el libro se lee muy bien, y dice mucho de los autores, cuesta creer que quien firma cada cuento no lleve muchos años escribiendo. Y también dice mucho de quien no firma ninguno, de la persona a la que le dedican todos. Hay labores mal pagadas que deben de ser muy gratificantes, y quizá de eso esta Candela de la dedicatoria sepa bastante.

Felicidades


- ¿Has leído el artículo de Álvarez de Miranda sobre el género de las palabras? Habla de los nombres epicenos ¿Te acuerdas?
- Mejor otro día, ¿vale?

Y lo dijo así, con un puntito de mal humor.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Missa Ayo visto lo mapa mundo


Mañana jueves. Y durante una temporadita, los jueves, media hora de tren y luego en Lovaina dos horas escuchando cositas como esta.

De Juan Cornago (Johannes Cornago) los que saben, saben poco.Cantor y compositor español de transición entre el Ars nova y el Renacimiento y el otro día un joven melómano, jersey verde, casi sabio, levitaba, lo vi.

lunes, 5 de marzo de 2012

DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio;  España: Tres milenios de Historia, Marcial Pons, Madrid, 2003.

De la lectura de arriba, la semblanza de abajo

Carlos I de España y V de Alemania fue resultado de la política matrimonial de sus abuelos, Isabel y Fernando, los Reyes Católicos. Nació a las tres y media de la madrugada del martes 24 de febrero de 1500, día de San Matías, en el Palacio de Gante (Flandes) y era hijo de Felipe de Habsburgo, El Hermoso, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes; y de Juana de Castilla, La Loca. O sea, sus abuelos paternos eran el emperador Maximiliano I y María de Borgoña, y los maternos Reyes Católicos

A la muerte de Fernando el Católico en 1516, desaparece la dinastía Trastámara de la Península Ibérica. El gobierno de los reinos de los Reyes Católicos, ante la incapacidad de la heredera legitima, Juana de Castilla, pasa entonces a su hijo mayor, o sea, Carlos V, quien en pocos años recibe una herencia considerable:

La materna incluyó la Corona de Castilla (con el reino de Navarra, Canarias, las plazas norteafricanas y las Indias) y la Corona de Aragón (con Baleares y las posesiones italianas: Cerdeña, Sicilia y Nápoles). La paterna, los territorios de su abuela María de Borgoña que gobernaba desde 1515: Países Bajos, Luxemburgo y Franco Condado. En 1519 también los de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo: Austria, el Tirol y los derechos al título de emperador del Sacro Imperio, ese mismo año, Carlos V, emperador del Sacro Imperio.
 
"Una herencia que era en realidad la culminación de las llamadas políticas nacionales, y que el maestro  Domínguez Ortiz sintetizó en los siguientes términos: “el conjunto de dominios que heredó Carlos de Gante más bien se parecía a los objetos de un bazar que a una construcción política; de una parte la herencia española, ya de por si vasta y heterogénea: de otra el ambicioso proyecto de los duques de Borgoña, que trataron de crear un gran estado entre Francia y Alemania teniendo como eje al Rin: tierras de formidable potencia económica y espléndida ubicación, crisol de culturas, posible lazo de unión entre germanos y latinos (…). Y de su abuelo Maximiliano Carlos recibió los dominios patrimoniales de los Habsburgo, situados en Austria, más la pretensión al título imperial que, no por ley sino por costumbre, iba ligada a esta dinastía” (cita textural, p. 133).

Aunque le sobró temperamento no le debió de resultarle nada fácil gestionar semejante herencia. Los intereses de los territorios no eran convergentes y muchas veces tenían poco en común. A veces, lo único, el soberano. Y su posición no era la misma en unos territorios que en otros. En algunos el poder de una manera absoluta, en otros había que compartirlo y otros la iniciativa contrarrestada por fueros o privilegios. Además, en cuanto depositario de la dignidad imperial, se veía llamado, otra pesada herencia, a ser el valedor de una Europa unida de naciones cristianas. También a ser el defensor de la cristiandad. Una suerte de Monarquía Universal que le mantuvo en guerra con medio mundo y la mitad de las veces con ella dentro de casa: con Francia, con los turcos, con los príncipes protestantes alemanes, con el papado (Clemente VII), etc.

Y en medio de eso, la vida propia, la personal, sensual y extravertido primero, mucho más huraño al final, su sentido de la familia y del deber, la enemistad de su hermano Fernando, criado en España y con puente de plata para Alemania, apartado y coronado, su pasión por los relojes, por el paso del tiempo, tan moderna, los viajes constantes, tan motivados como poco rehuidos, y luego, al fin, abandonados por el retiro en Yuste, con los relojes, con los dolores y el mal humor. Y allí, en francés con sus servidores de Flandes, su lengua primera que no materna, la de la infancia en Borgoña (“nuestra patria” a su hijo Felipe en el testamento político de 1548); y también en español que lo aprendió más tarde y bien; mucho mejor que el alemán o el italiano, y lo peor, tampoco el latín como hubiera debido, entonces la lengua de la diplomacia. Y alguien pensará, quizá por eso, también por eso, no, no debió de ser sólo por eso, otra vez los malentendidos de la guerra, otra vez las hostilidades del Mediterráneo, la enemistad con Francia, Francisco I enemigo entrañable, se retaron, dirimir las diferencias en un combate personal, lo descartaron, demasiado medieval, no cundió el ejemplo, hoy en eso los gobernantes siguen siendo modernos, tozudamente modernos.

Y entre tanto, los años centrales del reinado, los más felices, la vida misma, en lo  político (¿profesional?) y en lo familiar. La boda en 1526, de regocijo por los palacios de Sevilla y de Granada, al año siguiente el niño, heredero, en Valladolid; y al siguiente la república de Génova que se enfada con Francia, de enemiga a aliada y su puerto al servicio de la corona de España, a lo que estamos, y de ultramar los botines de Cortés, de Pizarro, extremeños como Yuste; y en 1935 las conquistas: Túnez y La Goleta, ni lo dudaría,  Dios de mi parte.

Pero luego, lo que pasa, que la dicha no dura, las nubes de Inglaterra, de Francia, de Alemania, nubarrones cada vez más espesos, la Reforma de Lutero, cada vez son más y mira que se les combate y lo que cuesta combatir, se ve en la correspondencia del emperador, sobre todo con su hijo Felipe, sobre todo de dinero, cuanto más falta más hace falta. Los problemas multiplicados: Enrique VIII, la tía Catalina y el arzobispo de Canterbury, Inglaterra más lejos de Roma y de la política carolina. Se murió Lutero, y otros vendrán que bueno te harán. Y así fue, la solución de Trento, territorio neutral, la solución que no fue, el desplante de los protestantes y las sesiones interminables, lo convocaron para zanjar las diferencias pero las diferencias se ahondaron como zanjas.

Los años finales fueron dolorosos, de despedidas, en 1547 murieron Enrique VIII y Francisco I. Si las barbas de tu vecino… debió de pensar Carlos V y en 1548 mandó llamar a Felipe, a Flandes, importante el contacto con tus futuros vasallos. Una transición pacífica y de pronto, otra vez la guerra (en Alemania). Enrique II rey de Francia y ahora aliado de los príncipes alemanes. Cuentan que don Carlos tuvo que salir huyendo en pleno invierno, de Italia, por lo Alpes. Y aún fuerza para un último intento, el sitio de Metz, baldío, el intento y los guerreros, hubo de desistir diezmado por las enfermedades y las deserciones. Y fue entonces cuando, enfermo y desmoralizado, el epílogo de Yuste.

Tiziano, El emperador Carlos V en Mühlberg, 1548. Madrid. Museo del Prado.

viernes, 2 de marzo de 2012

A Marta (y a aquel grupo de muchachas y muchachos)

 
Foto: Lavozdigital.es L.V

“Abre tus ojos, Marta, que quiero oír el mar”, Hierro y Lope y los de ella en el pupitre eran azules y grandes, azulísimos, curiosos, apasionados, el mar al otro lado de la ventana, ya después; antes, cuando  entonces, en el pasillo de abajo, pero la misma curiosidad, los mismos pálpitos, la sensibilidad brotando, porosa, y con muchachas así da gusto llegar por la mañana; el saber filtrándose entre sonrisas, la luz de Cádiz, ese contento a flor de labio, aquel ramillete de pimpollos tardíamente adolescentes, qué buena hornada, tan espléndida…

No perdamos el tiempo

Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando...
¿Qué importancia tiene todo eso,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel
y no decir lo íntimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.

Gloria Fuertes

jueves, 1 de marzo de 2012

Los lunes de Juan Carlos


Sí, Los lunes, poesía (antología de poesía española contemporánea para jóvenes) es uno de los libros que funcionan. He podido comprobarlo en varios sitios y varios años. En alguna ocasión, al curso siguiente, alguien dijo, ¿y por qué no otra vez el de los lunes?, con asentimiento en los pupitres.

En cuanto al autor, es de esos tipos que hablan despacio, que se les ve pensar lo que dicen, y luego, cuando tú piensas lo que han dicho, te descubres. La inteligencia tiene eso. La valentía también. En su caso, el hablar sereno, en su turno, sin acritud, no es endeblez, es solo que carga todo el peso de los argumentos en las palabras, y esas llegan suaves, repletitas, atinadas. Otra cosa es que los bobos no se enteren.