Mañana fría que desuela, parada de autobús sin marquesina, entre las manos, Frágil, de Javier Rodríguez Marcos,
Odisea
Este es el primer día
del invierno. La estación amenaza.
Han puesto cerco a la ciudad los truenos,
se oscurecen las cosas y así todo
parece demasiado.
El aliento cortado del frío de noviembre
es un animal ciego
que llama a las ventanas.
La música del mundo es esta noche
el ruido del camión de la basura,
su canto de sirena
callada y parpadeante.
Hoy se juega la vida. Tal vez lo extraordinario
no esté en lo extraordinario,
sino en sobrevivir
al tedio duro y seco de días como éste.
Amenaza tormenta.
Una paz momentánea nos remonta la espalda
si pensamos de pronto, tumbados en el suelo,
atados sin remedio al mástil de la nada,
que no estaría mal
que nos partiese un rayo.
Levantó los ojos, dijo, Parece rigurosamente tal cual.
Este es el primer día
del invierno. La estación amenaza.
Han puesto cerco a la ciudad los truenos,
se oscurecen las cosas y así todo
parece demasiado.
El aliento cortado del frío de noviembre
es un animal ciego
que llama a las ventanas.
La música del mundo es esta noche
el ruido del camión de la basura,
su canto de sirena
callada y parpadeante.
Hoy se juega la vida. Tal vez lo extraordinario
no esté en lo extraordinario,
sino en sobrevivir
al tedio duro y seco de días como éste.
Amenaza tormenta.
Una paz momentánea nos remonta la espalda
si pensamos de pronto, tumbados en el suelo,
atados sin remedio al mástil de la nada,
que no estaría mal
que nos partiese un rayo.
Levantó los ojos, dijo, Parece rigurosamente tal cual.
1 comentario:
¡Hay que ver qué bien escriben los extremeños!
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