Chinoiseries, éventails et étoffes (1880), detalle, Le soir.
James Ensor nació en Ostende hace ciento cincuenta años. Para conmemorarlo y rentabilizarlo el banco ING, el Museo Real de Bellas Artes de Amberes (KMSKA) y el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (Bozar) han organizado la exposición Ensor desenmascarado. Una retrospectiva de óleos y grabados de quien es considerado como uno de los pintores más destacados del expresionismo y una figura fundamental en la historia de la pintura belga. En la muestra hay bastante obra, hay interiores y paisajes de su primera etapa, cuando pintaba en consonancia con el reconocimiento establecido de su tiempo, y están, claro, los payasos, los esqueletos, los colores chillones, las pinceladas vibrantes, pastosas, etc., que le convirtieron en referencia del arte contemporáneo. Son esas máscaras las que explican que este año, con la excusa del aniversario, también se hayan organizado exposiciones de Ensor en Madrid, París, Gante, Ostende, Tourcoing, etc. Es normal, lo que pasa es que la exposición de Bruselas se anunció con tanto bombo, tanto boato, acontecimientos del año en Bélgica, etc, que lo que hubiera sido una grata sorpresa en un museo provincial acabó siendo sólo otra exposición más (con regusto a decepción y escaparate).
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