"Por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual", esas fueron las razones que dio el secretario de la Academia sueca aquel mediodía de octubre cuando después de salir por la famosa puerta blanca anunció el premio Nobel de 2010 para Vargas Llosa. Al mes siguiente estaba El sueño del celta en la calle y, unos días después, camino de casa. Fueron acertadas las palabras de la Academia, es verdad, la literatura del gigante peruano cartografía el poder y denuncia su violencia y sus victorias. Sin embargo El sueño del celta tiene todo eso y no es como los otros, son cuatrocientas cincuenta páginas pero es más pequeñito. Bien documentado, bien escrito, doloroso, y, sin embargo, es como si sobraran datos y se echara en falta literatura. Quizá por eso se pasó varios meses en la mesilla.
sábado, 19 de marzo de 2011
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1 comentario:
Pues te doy la razón, Antonio. Lo comencé, pasaron cien páginas, lo paseé buscando el momento de retomarlo, unas cien páginas y de nuevo allí, aguardándome. Finalmente hice uso de uno de los derechos de los lectores de los que hablaba Daniel Pennac y lo dejé para otro momento, si es que viene.
Como tú, mucho. Desde el sur; de Extremadura, claro.
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