Foto Jesús Císcar El País
Hay días en que, tal vez, si acaso algún poema de Brines, tal vez, si acaso la Canción de los cuerpos de El otoño de las rosas.
La cama está dispuesta,
blancas las sábanas,
y un cuerpo se me ofrece
para el amor.
Abramos la ventana,
entren calor y noche,
y el ruido del mundo
sea solo el ruido
del placer.
Que no hay felicidad
tan repetida y plena
como pasar la noche,
romper la madrugada,
con un ardiente cuerpo.
Con un oscuro cuerpo,
de quien nada conozco
sino su juventud.
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