Tarde de astillas y noche de libros. Hay viernes que sólo les salva, si acaso, la burla fina de Nicanor.
Autorretrato
Considerad, muchachos,
Este gabán de fraile mendicante:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugieren estos zapatos de cura
Que envejecieron sin arte ni parte.
El poema sigue, pero el lector no quiere, y se postra, para ser vomitado, delante de la tele.
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