En los tiempos de Valencia de Alcántara una de las excursiones preferidas era ir al menhir. Era una aventura casi cotidiana, primero en coche por carreteras vecinales, varios cruces, un paso a nivel sin barrera, la advertencia, pare!, olhe!, escute!; luego, un paseo a pie, un camino entre paredes de piedra, las encinas, y allí, solo, espectacular, el menhir. Cinco mil años de historia y siete metros de piedra hincados en la tierra. Está en Meada, feligresía de Póvoa e Meadas, municipio de Castelo de Vide, distrito de Portalegre.
En estos otros tiempos de Bruselas también hay un menhir, aquí al lado, en la puerta de Hall, junto a él, una placa, cuatro lenguas, “Esta escultura, antiguo símbolo solar, dedicada al pelegrino anónimo, ha sido ofrecida por la Xunta de Galicia y erigida en el punto de encuentro y de salida de los peregrinos hacia Santiago de Compostela”.
En estos otros tiempos de Bruselas también hay un menhir, aquí al lado, en la puerta de Hall, junto a él, una placa, cuatro lenguas, “Esta escultura, antiguo símbolo solar, dedicada al pelegrino anónimo, ha sido ofrecida por la Xunta de Galicia y erigida en el punto de encuentro y de salida de los peregrinos hacia Santiago de Compostela”.
Foto: Blog Menhires
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