¿Tango macho o tango llorón? Leo que el pasado otoño a un especialista en la materia se le ocurrió decir en una entrevista en Clarín que “Nadie le hizo tanto mal al tango como Julio Sosa”, y se montó la de Dios. Dicen que dijo “El tango es llorón ¡Y a éste justo se le viene a ocurrir inventar el tango macho!”.
La voz de Sosa, El Varón del Tango, fue la voz de los años cincuenta, sesenta y después. Cuentan que salía por los balcones; cuento que sale en las novelas. Y sí, es la voz de un hombre canalla que mata de amor y se restriega las heridas del desamor por las tabernas. Su propia vida es una mezcla de papel y realidad. Pobre, enamoradizo, vividor, murió joven en un accidente de coche anunciado varias veces; incluso aquel mismo día, o el día de antes, había cantado por la radio La gayola, arrepentido, pa’ que no me falten flores cuando esté dentro del cajón.
Sí, ahora suena La gayola, y es verdad, suena a pasado. La amenaza, esa, ¡Ay, esa!
La voz de Sosa, El Varón del Tango, fue la voz de los años cincuenta, sesenta y después. Cuentan que salía por los balcones; cuento que sale en las novelas. Y sí, es la voz de un hombre canalla que mata de amor y se restriega las heridas del desamor por las tabernas. Su propia vida es una mezcla de papel y realidad. Pobre, enamoradizo, vividor, murió joven en un accidente de coche anunciado varias veces; incluso aquel mismo día, o el día de antes, había cantado por la radio La gayola, arrepentido, pa’ que no me falten flores cuando esté dentro del cajón.
Sí, ahora suena La gayola, y es verdad, suena a pasado. La amenaza, esa, ¡Ay, esa!
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