se quejó toda la noche!
Pero era noche sin luna
y no bastaban las voces…
Cuando despuntaba el día
le vimos en un ribazo
¡qué quieto se sonreía!
Hay poemas que se resisten al olvido y nombres de poetas que luego nunca se citan, los de arriba, por ejemplo. El otro día volvieron a aparecer, los dos, por casualidad, el autor y el poema, en Poesía de la Guerra Civil española. Antología (1936-1939), edición de Jorge Urrutia. En la extensa introducción titulada "Poética para un desastre", el que fuera Director Académico del Instituto Cervantes no dice nada de ninguno, ni del poema ni del autor, pero ya es sabido, el tal José R. Camacho, en tanto que poeta, no existió nunca, ni nunca pudo ser el autor del libro Los versos del combatiente, editado en Bilbao en 1938 y después muy referenciado.
Lo contó en su momento otro poeta, Miguel d’Ors, en el artículo "Un poema escondido de Manuel Machado y otras perplejidades bibliográficas”, recopilado luego en Estudios sobre Manuel Machado (Renacimiento, 2000), quienes se enmascaran tras el nombre del Sargento de Morteros José R. Camacho fueron los principales líricos del bando de Franco, esto es, Manuel Machado, José María Pemán, Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo, Luis-Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y Luis Rosales. Y dice más, dice, el segundo apellido de Luis Rosales es Camacho, por lo que la R. del tal sargento puede interpretarse como la inicial de Rosales, y además Luis Rosales tuvo un hermano que se llamaba exactamente José Rosales Camacho, muy conocido en Granada como Pepiniqui y que llegó a ser sargento de morteros dentro de una bandera de la Falange. De ahí el nombre.
Lo contó en su momento otro poeta, Miguel d’Ors, en el artículo "Un poema escondido de Manuel Machado y otras perplejidades bibliográficas”, recopilado luego en Estudios sobre Manuel Machado (Renacimiento, 2000), quienes se enmascaran tras el nombre del Sargento de Morteros José R. Camacho fueron los principales líricos del bando de Franco, esto es, Manuel Machado, José María Pemán, Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo, Luis-Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y Luis Rosales. Y dice más, dice, el segundo apellido de Luis Rosales es Camacho, por lo que la R. del tal sargento puede interpretarse como la inicial de Rosales, y además Luis Rosales tuvo un hermano que se llamaba exactamente José Rosales Camacho, muy conocido en Granada como Pepiniqui y que llegó a ser sargento de morteros dentro de una bandera de la Falange. De ahí el nombre.
Lo que ya no contó el nieto de Eugenio d’Ors es por qué Pepiniqui se lo prestó. ¿O fue una broma? Una broma de poetas, de falangistas, algunos, buenos poetas.
2 comentarios:
Pues mira que a mí no es que me guste la poesía, pero unos poemas que leí ayer y este de hoy, me han gustado.
Gracias Antonio.
Myriam (Reina)
Gracias a ti, Reina.
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