La librería Passa Porta de Bruselas empezó a funcionar en octubre de 2004 con la intención de ser un lugar de encuentro de los amantes de la literatura y de los autores literarios. Tiene pinta de haberlo conseguido. El sábado fue un ejemplo. Era la primera cita del ciclo Escribir/Editar y supo a poco. En la mesa dos autores Céline Curiol (Lyon 1975, halagada por Paul Auster, inspirada por Nueva York, y obsesionada con la memoria) y Laurent Cohen (traductor y ensayista especializado en el pensamiento judío y residente en Jerusalen) y sus editoras respectivas Eva Chanet y Myriam Anderson. Se habló de todo, con sencillez y generosidad, y se terminó porfiando, como casi siempre últimamente, sobre el libro de papel y el libro digital. No faltaron, aquí tampoco, los apocalípticos y los nostálgicos. Hizo de anfitrión y niño malo un tal Gilles Collard.
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