Hacía años que por bien no disfrutaba de este sol de invierno y de la infancia. El mismo azul, las mismas calles, los mismos rostros envejecidos saliendo de fachadas remozadas; lo mismo, las encinas, el agua corriendo en los regatos, los campos de pimpájaros y margaritas, pero qué de aquellas combinaciones con puntillas de balcón a balcón entre toallas y camisas y de los perros tendidos al mismo sol de entonces.
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2 comentarios:
Que bien huele el aroma de lo antiguo el aroma que solo el pueblo que te vio nacer te hace sentir, el aroma que sin saber muy bien porque y a pesar del paso de los años nos sigue oliendo a antaño, que bien sabe volver a tu tierra, observar como los rostros envejecen a la vez que su alrededor se moderniza, que me gusta levantarme con la luz de la tierra que me vio nacer, Cáceres o Cordoba que bien me sabe volver
Es así, Luis. Grande.
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