Escribe el amigo, dice que le gusta mucho, que aún se acuerda del disfrute de un concierto en Sevilla hace muchos años, dice también que no sabe por qué, pero que oye Duerme zagal y se acuerda de uno y del otro, y de Extremadura, la tierra a la que debería haber ido y nunca fue, y de miedos, de días tontos, de la fe de los papás…
Hoy amaneció así, literalmente, con nana; y ya da igual el gris del cielo, las prisas, los aviones…
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