Cuando llega se suspende, todo. Queda como sostenido, igual pero más amable. Una manta de lana en estos días fríos que empiezan. Ratitos para guardarlos. Por ejemplo, este de aquí, en el Kokuban, lo dijo muchas veces, me encanta. Es verdad, merece la pena, el ambiente, la atención, el gusto, rue Vilain XIV, 53-55, Bruselas.
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1 comentario:
Merece la pena la buena compañía.
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