Sergio Adillo es un muchacho con talento, quien le conoce, lo sabe. Hoy lo dice Lama y se viene diciendo mucho últimamente: Artez, 20 minutos, El Mundo, El día de Valladolid… (no lo he visto aún ni en el Hoy ni en el Extremadura, pero seguro que también ha salido, o que saldrá). El caso es que este muchacho inquieto e ingenioso, del que los atentos van a oír hablar mucho (y los menos atentos también) a principios de este último verano se fue a Nueva York. Allí se encontró con la vallisoletana Lucía Rodríguez y los dos, con otros muchos (participan más de 40 personas de más de diez nacionalidades diferentes), montaron The Cross Border Project. Se trata de un proyecto multicultural con el que estos días están representando en el Teatro Thalia de Nueva York la obra Fuenteovejuna de Lope de Vega.
La particularidad es que la acción que Lope de Vega sitúo en la Andalucía de principios del siglo XVI no trascurre ni allí ni entonces, sino ahora y en la mexicana Ciudad Juárez. O sea, que la violencia, las injusticias y los oprimidos de entonces, son ahora los cárteles de la droga, los feminicidios, la actitud del gobierno, etc.
Sergio Adillo ha sido el encargado de hacer la adaptación (sabe lo que se hace, su Tesis Doctoral se centra en las representaciones que la Compañía de Teatro Clásico ha hecho de La vida es sueño) y cuenta que concibieron el montaje (construcción de los personajes, signos escénicos, etc) a partir de la técnica de Teatro del Oprimido de Augusto Boal, por eso hay una contraposición constante entre el oprimido y el opresor. Y visto desde aquí, es también ahí donde está la valentía. Lope escribió Fuenteovejuna en 1610, hoy, justo cuatrocientos años después, las formas de tiranía cambiaron de escenario pero permanecen vigentes, se murió aquel Fernán Gómez pero le nacieron cientos, lo fundamental, lo terrible, el dolor y la injusticia, siguen campando. Por eso cada día hay miles de razones para gritarlo y denunciarlo, por eso lo que están haciendo en Nueva York Sergio y sus colegas es mucho más que la representación de un clásico, es también y sobre todo, un acto de valentía y de coraje, de compromiso y de denuncia.
Y a todo esto, ¿quién hace del Comendador? Pues, Sergio Adillo.
La particularidad es que la acción que Lope de Vega sitúo en la Andalucía de principios del siglo XVI no trascurre ni allí ni entonces, sino ahora y en la mexicana Ciudad Juárez. O sea, que la violencia, las injusticias y los oprimidos de entonces, son ahora los cárteles de la droga, los feminicidios, la actitud del gobierno, etc.
Sergio Adillo ha sido el encargado de hacer la adaptación (sabe lo que se hace, su Tesis Doctoral se centra en las representaciones que la Compañía de Teatro Clásico ha hecho de La vida es sueño) y cuenta que concibieron el montaje (construcción de los personajes, signos escénicos, etc) a partir de la técnica de Teatro del Oprimido de Augusto Boal, por eso hay una contraposición constante entre el oprimido y el opresor. Y visto desde aquí, es también ahí donde está la valentía. Lope escribió Fuenteovejuna en 1610, hoy, justo cuatrocientos años después, las formas de tiranía cambiaron de escenario pero permanecen vigentes, se murió aquel Fernán Gómez pero le nacieron cientos, lo fundamental, lo terrible, el dolor y la injusticia, siguen campando. Por eso cada día hay miles de razones para gritarlo y denunciarlo, por eso lo que están haciendo en Nueva York Sergio y sus colegas es mucho más que la representación de un clásico, es también y sobre todo, un acto de valentía y de coraje, de compromiso y de denuncia.
Y a todo esto, ¿quién hace del Comendador? Pues, Sergio Adillo.
6 comentarios:
Mil gracias, Antonio, por los elogios y la publicidad.
¡¡¡Espero verte pronto!!!
Un beso a Tere y a Tiago (y a Samira, que le voy a sacar los colores)
Somos muchos quienes, desde Extremadura, estamos ilusionados con el Proyecto. Como tú, Antonio, creemos en la creatividad, el talento y el trabajo de Sergio. ¡Ojalá podamos verlo por aquí; o al menos, en España!
Antonio, me alegro de leer aquí sobre Sergio, uno de mis alumnos más queridos. Ya daba muestras de su talento en mis clases, aquellas de treinta y tantos alumnos, donde él y Samuel brillaban sobre todos.
Un beso a los dos.
Pilar Galán
Es verdad, Isabel, Pilar, somos muchos los que deseamos que, al menos de vez en cuando, ganen los buenos. Un abrazo grande para los tres.
No lo elogien tanto, pínchenle, pínchenle. Así saldrá lo mejor que tiene. Mi felicitación para el autor del artículo, un abrazo para Pilar y una colleja cariñosa para el Who de la noticia.
Ah, soy Héctor. Ya estoy esperando ver por la Casa de la Cultura, un escenario de verdad, al muchachito. Que New York es plaza fácil, pero el público Moralo tiene un tendido más protestón.
Pues me parece que vamos a ver Fuenteovejuna pronto por aquí. ¿En el Clásico de Cáceres?
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