martes, 14 de diciembre de 2010

5ª Feria del Libro de Lille


La ciudad de Lille, dicen, es la capital del norte. A uno, siempre le había parecido una ciudad sin interés, una ciudad industrial, húmeda y fría en el norte de Francia; y, efectivamente, es una ciudad industrial, húmeda y fría en el norte de Francia, pero es también una ciudad hermosa y con toda la apariencia de ser muy interesante. Allí, en la Maison Folie, una antigua fábrica reconvertida en espacio cultural y por eso en casa loca, se celebró el pasado fin de semana la fiesta del libro:

Presentaciones, editoriales, café literario (animado por el crítico y periodista cultural Hubert Artus), charlas (interesante la del poeta inglés Ian Monk, ganas de leerlo), y también, claro, la zona de ventas: tres pisos, y literatura en todos los formatos, en bombones, en cajitas de cerillas, en cuenquitos para el té, literatura manuscrita, mecanografiada, ilustrada, profusamente dedicada. Fue una experiencia, más autores que visitantes, mirabas un libro y se te lanzaba el literato a convencerte, al final, casi daba miedo levantar la vista, no digo ya del estante, del suelo incluso.

Y como uno no está acostumbrado a que quienes escriben libros le intimiden de esa manera, salió confuso. Luego oyó decir aquello de que son cuestiones culturales, pero no acabó de convencerle, pensó, ¿será esto lo que nos viene?, y se asustó; luego pensó también en alguno de los huidizos, por ejemplo, en nuestro Álvaro Valverde, y sonrió (con malicia).

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