Gérard Castello-Lopes (1925-2011) se quería discípulo del humanismo de Henri Cartier-Bresson. Jorge Calado cuenta que era un hombre de aquellos que cuando entran por una puerta la gente se le queda mirando. Medía 1,90 y había sido un deportista destacado durante su juventud, además tenía una voz timbrada y una conversación interesante. Debió de ser un tipo seductor. António Barreto, que lo conoció bien, dijo de él que fue gran tímido, de aquellos que esconden su inseguridad en su erudición. Ahí también dice que tuvo una vida dividida entre el cine y la fotografía, en Lisboa y París. Le intrigaba cómo Sebastião Salgado conseguía fotografiar a la gente que no se dejaba fotografiar. Salgado le dio la respuesta, Voy a esos sitios inaccesibles y vivo allí durante seis meses antes de tirar la primera fotografía.
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