jueves, 10 de junio de 2010

José Antonio Zambrano

Tal como hoy, hace ya algunos años, vio la luz una de las voces más consideradas de la literatura extremeña, y no sólo. Una buena ocasión para recordarlo, por ejemplo, con esta vitaliad de su primera época.

Así que la vida venga,
no la muerte,
a verme.

Noche adornada
del sueño,
a verme.

Lenta pasión
de sentirla,
a verme.

Así que la vida venga,
no la muerte,
a verme.

A verme.

Esto dice de él Jesús Bregante en su Diccionario Espasa de Literatura Española (2003):

Poeta. En su poesía hay un gusto por lo elemental, por una esencialidad que no está sólo en el uso del lenguaje, sino también en lo que se contempla y en cómo, lo que obliga a una lectura activa que impone un emotivo ejercicio de completud. Incluido en diferentes antologías, hay que destacar sus poemarios: Canciones y otros recuerdos (1980), El libro de las murmuraciones (1984), El rostro conocido (1987), La noche de los lirios (1989), Como una presunción (1994), Diario de los sitios (1995), La mitad del sueño (1999) y Después de la noche (2000).

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