viernes, 31 de enero de 2020


Huían de la falta de oportunidades, del servicio militar obligatorio, de la oligarquía y el caciquismo. Igual que los hermanos o vecinos que se dirigían a Buenos Aires o La Habana, anhelaban ganar dinero y labrar un futuro mejor para sus familias. Casi todos soñaban con volver. Y eligieron embarcar con destino al Norte, que es como nombraban entonces a los Estados Unidos de América. 

A pesar del alto precio del encargo, se hacían retratar en vísperas de la partida: la documentación que necesitaban para viajar así lo requería entrado el siglo XX. También lo hacían para dejar atrás una imagen del pródigo que jura volver, o para llevarse el recuerdo de los que se quedaban en casa, o de quienes habían sido alguna vez. En los archivos familiares encontramos ejemplos de estas fotos, imágenes viajaras y viajeras, que se pueden interpretar como señas de identidad y señales de vida. 

Una exposición para volver, aunque solo fuera el por el baúl de La Troya.

jueves, 30 de enero de 2020

Quien del mundo huye...

Foto tomada de Esmadrid.com 
Cierta tarde escuché decir a Luis García Montero, no sé si citando a alguien, que a quien del mundo huye, rara vez la vida le perdona. Hoy, como un martillo pilón, una y otra vez, sin conseguir quitármela de encima. Fue en Sin tarima, un sitio que frecuento. 

viernes, 17 de enero de 2020

1917

1917. Foto del actor George MacKay © Universal Pictures France

Un travelling al corazón de la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra, la que iba a acabar con todas las guerra y fue solo otro principio de otra retahíla interminable. Maestría técnica, sí, pero también dolor, nobleza, temor, lealtad, barbarie y todo eso que te hace sentirte vivo y humano.

Leí en eldiario.es que la película está dedicada a Alfred Mendes, el abuelo del director, reclutado cuando tan solo tenía diecisiete años para convertirse en soldado raso de la armada británica y que luchó en la batalla de Passchendaele, en Bélgica, en octubre de 1917. "Mi abuelo no me contaba historias de valentía y de heroísmo, sino de suerte, miedo y dignidad. De jóvenes que hacían lo que podían por sobrevivir más que por ganar ninguna guerra", explica el director. "Era un reto hacer una película bélica en la que la audiencia siguiera los avatares de un chaval en tiempo real, sumido en pleno caos de la I Guerra Mundial". Pues eso, suerte, miedo y dignidad y es lo que me ha transmitido esta película de Sam Mendes.

sábado, 11 de enero de 2020


De un restaurante como este, surgió un divertimento como este, venía precedido y tiene continuidad, es sólo un juego de amigos:

Ilsa salió del restaurante irritada y convencida. Se dijo que esto no iba a quedar así. ¿Cómo era posible? ¡Qué imbécil! Primero la chista, luego le pide la cuenta con la típica y empalagosa muletilla del sería tan amable de y, al final, una propina desproporcionada y ostentosa. Tres humillaciones típicas del marichulo de puro grande y polla chica. Más fuerte que tú, más clase que tú y mucha más pasta que tú. Además, aquella manera de mirarla, como si le estuviera haciendo una resonancia magnética con los ojos. De arriba abajo y de abajo arriba y el iiiiiiiih iiiiiiiiiih siempre en el mismo sitio. Seguro que se había empalmado imaginándose su clítoris ensangrentado. ¡Cerdos! ¿Y la conversación? Fijo que le estaban proponiendo algo sucio, limpieza, la orden viene de arriba, la última vez desobedeciste. Tal para cual, qué asco de tíos, todos hediondos. Seguro que les huele el aliento a vómito de tintorro. No había por dónde cogerlos, cazadores, corruptos, fumadores, falócratas. Quedó tan asqueada que antes de llegar al convento ya les había jurado venganza.
Ilsa aspiraba a entrar en la orden de las juanas. Hacía dos meses que había hecho la profesión de votos simples y estaba haciendo méritos para que le aceptasen los solemnes. Un buen escarmiento a aquel par de idiotas le ayudaría a alcanzarlos. Sería un prodigio de precocidad. Solo hacía dos meses que había leído por primera vez y por casualidad a Sor Juana Inés de la Cruz, lesbiana y monja, pero aquella lectura fue su epifanía. Dejó de lavar platos y empezó a escribir sonetos, dejó de contar calorías y empezó a contar orgasmos, se dijo, mejor golfa que casta, mejor sabia que santa. Empezó a aspirar al paraíso, pero, claro, cómo tomar impulso para llegar tan alto si aquí abajo estaba todo apestado de marichulos. Era necesario limpiar primero los cardos del camino para poder llegar después al fulgor de las violetas. Por eso, en cuanto cruzó el portalón del convento, se dirigió por la larga galería bajo la mirada protectora de las hermanas de la congregación, a un lado y otro los lienzos con sus retratos, Santa Nélida Piñón, Santa Olga Orozco, Beata Margo Glantz, Santa Lidia Falcó y al fondo, el altar de la madre mayor. Entonces, respiró, se tocó las tetas, se hincó de rodillas, la cabeza entre las manos y empezó a rezar, madre grata y perversora, culta y desobediente, dame fuerzas e inspírame para el escarmiento y la venganza.


miércoles, 8 de enero de 2020

Sor Juana Inés de la Cruz

 Sor Juana Inés de la Cruz (detalle) por Miguel Cabrera (Castillo de Chapultepec)

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis.

domingo, 5 de enero de 2020

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?


Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora? es una secuela de ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?’ y vuelve a contar con Christian Clavier y Chantal Lauby en los papeles principales. Y luego están otra vez las cuatro hijas y los cuatros yernos, todos, unas y otros, muy guapos. La crítica habla de hilarantes historias del matrimonio Claude y Marie Verneuil. Lo será, pero, lo que se ve  es solo una comedia familiar y facilona que no tiene nada que ver con la Francia que grita “preferimos perder unas navidades que las pensiones”.

sábado, 4 de enero de 2020

Carderera en la BN

Retrato de Valentín Carderera por Federico de Madrazo. Museo de Huesca.

Valentín Carderera y Solano (Huesca, 1796 – Madrid, 1880) fue pintor, estudioso, divulgador, coleccionista y viajero. Su vida estuvo marcada por el viaje. Recorrió gran parte de la Península para dejar testimonio a través del dibujo y la acuarela de monumentos destacados, muchos de ellos en riesgo de desaparecer ante el empuje de la modernización impuesta por el nuevo orden liberal. Lo dice el catálogo.
La exposición puede verse en la Biblioteca Nacional hasta el domingo 12 de enero de 2020 y está comisariato por José María Lanzarote.

viernes, 3 de enero de 2020

1939. Españoles en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer (Francia), Foto: Colección: JEAN PENEFF.

En la Biblioteca Nacional, comisariada por Manuel Aznar Soler y José-Ramón López y hasta el 2 de febrero de 2020, puede verse la exposición El exilio republicano de 1939, ochenta años después. Dolor, pena y compromiso. 

"Despacio, muy despacio, gozando del dolor del último contacto con la Patria, avanzamos los dos hacia la línea divisoria. Unos pasos no más... Y, estrechamente juntos y abrazados, latiéndonos de angustia el corazón, arrasados en lágrimas los ojos, penetramos los dos en la ignorada senda del Exilio. ¡España, nuestra España, se ha quedado allí atrás!"
Álvaro de Orriols
Las hogueras del Pertús.
Diario de la evacuación de Cataluña [1939] 1995

jueves, 2 de enero de 2020

Una hoja de parra y tres rosas amarillas.


Oigo decir, está muy malita, en tres días se ha consumío. Pienso en Carver, Tres rosas amarillas, en boca de Chejov, cuando un campesino es víctima de la consunción, se dice a sí mismo: "No puedo hacer nada. Me iré en la primavera, con el deshielo". El recuerdo de tío Antonio, con la hoja de parra se van muchos. Tantas despedidas como geografías.