viernes, 7 de febrero de 2020

Pelea de gallos


Escribió Marta Sanz que en Pelea de gallos “se traza una panorámica de algunas de las aceradas puntas del iceberg de la ideología invisible en el continente americano: violencia, clasismo, machismo, abuso de menores, hipocresía social, precariedad, insensibilidad ante el maltrato —físico, psíquico, humano, animal—, sexualidades reprimidas, tensión entre amo y esclavo, imposibilidad de limpieza o inocencia, supercherías e ignorancias, el peso de un sentimiento religioso que termina siendo más castrante que esperanzador…”. y dice también: “No solo los millonarios estadounidenses saben que la lucha de clases existe y la van ganando ellos. María Fernanda Ampuero [Guayaquil, Ecuador, 1976] también lo sabe. Y lo escribe muy bien”. Y es verdad, estos relatos están repletos de vínculos familiares e infiernos secretos, o no tan secretos y solo jodidamente silenciados, consentidos, aceptados. En estas 115 páginas y trece cuentos se abre en canal a la institución familiar y a los poderes institucionalizados. Y se hace con brutalidad, con megáfono, sin reparos. ¡Que se sepa! Se agradece la valentía de la autora. Pero resulta a veces innecesaria tanta crueldad, el exceso de afán de feísimo de denuncia, como si fuera siempre necesario darle una última vuelta de tuerca a la miseria y a lo miserable para que la denuncia sea más denuncia.  Por momentos, tanto, tanto, que acaba por rozar lo predecible. ¿Es acaso posible la denuncia sin explicitar lo despreciable?

No hay comentarios: