martes, 9 de octubre de 2012


Casi por casualidad, Héctor Cisneros, El poeta de la Lleca, Casa de la Cultura Ecuatoniana Benjamín Carrión, 2005. Poesía popular, de poeta sin formación, sin instituciones ni antología; leo que tuvo una vida difícil a la que le sacó partido, es probable que muriera apaleado, los poemas son como este de "La macateta", colección de textos infantiles, se titula Lo que quiere el guambra de la calle, y estaba manuscrito en hoja de cuaderno:

Nací más abajito
del agua pichincha
antes iba a la escuela, hoy no.

Cualquier nombre tengo
y Usted no me ve
caigo camino y peleo
cuando me dan motivo;
pero estoy bien en la calle
porque aquí trabajo y juego.

Vivo en una casa pobre
ahí mismo en el cuarto y la cocina
y estoy desesperado;
este ratito lo que más quiero
es trabajar y coger plata
para darles de comer a mis hermanos.

Y, además, de grande quiero ser soldado.
Y quiero para navidades zapatos
no me gustan los juguetes.

Quiero zapatos.

En la contraportada, a modo de presenación, este texto de Marco Antonio Rodríguez:
"Dicen que lo vieron el 1 de mayo de 1985 por la Diez de Agosto como a mediodía, repartiendo volantes de un grupo político. Dicen que ésta es una verdad a medias, que, en efecto, Héctor estuvo ese 1 de mayo por la Diez como a mediodía, pero flameando un poncho colorado, signo de otro enclave de izquierda. Isidro Pantoja, Secretario de Actas y Comunicaciones de una textilera en huelga, dice que ambas versiones son falsas porque el Poeta de la Calle pasó con él y sus compañeros celebrando el Día del Trabajo, bramándoles la sangre con sus versos: «Cuando nuestros guagas / ven una papa en la sopa / se hace luz en la cuchara. / ¡Una papa en la coladita / dicen... / La sopa ha estado con premio, / mamita!».

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