martes, 16 de noviembre de 2010

Lo peor de todo


Hay novelas que se olvidan con facilidad y lectores de novelas que olvidan fácilmente. En cualquier caso, sabía que Lo peor de todo era una novela pendiente. Casi todavía eran los tiempos de la Avenida de los Quijotes y aquello fue un éxito de público y de crítica, se decía que se estaba traduciendo por toda Europa, se hablaba de Lo peor de todo y de la generación X, se daban nombres nuevos, Mañas, Gopegui, Magrinya, se decía, rebeldía y conformismo, la generación de la apatía, etc.

Luego, bastantes años después, vio el título reeditado por Alfaguara y se acordó de que Lo peor de todo seguía pendiente.

Son poco más de cien páginas narradas en primera persona, cuadros fragmentarios, frases cortas, imágenes que entran y salen de una misma historia, una historia triste de infancia y desencanto, de amor abandonado; un lirismo sucio, a veces manchado de sangre, a veces sucio y triste, a veces, sólo sencillo, T. se ponía un vestido corto, de niña fea, y estaba preciosa.

Entonces no quiso leerla y ahora no se arrepiente, de haberla leído, claro. En cualquier caso, mucho mejor de lo que muchos dijeron.

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